SEGURIDAD DEL PACIENTE

Por: Xose Manuel Meijome
Enfermero

Fue a finales de 2007 cuando llegó a mi pantalla un artículo que cambió mi visión sobre el trabajo que realizaba en el quirófano: "Enfermería quirúrgica dedicada a un quirófano seguro" de Laura A. Stokowski(1) en el cual se señalaban no sólo las actividades en las que las enfermeras eran cruciales en proporcionar al paciente el mejor resultado sino los momentos en los que la interacción del equipo como un perfecto engranaje conseguía una garantía extra de calidad en el proceso quirúrgico.
Con el tiempo he ido descubriendo que el principio de "primero no dañar" tiene cabida en todos los ámbitos de atención pero no tiene sentido desde el punto de vista de una única profesión o estamento. Tiene potencial de evitar daños a los usuarios y de mejorar la autopercepción de los profesionales pero no funcionará si desde la gestión no se facilitan los mecanismos que impulsen y reconozcan esos avances sin apropiarselos. Pero sobre todo, que no es "una moda" sino un modo de entender lo que sucede alrededor de las acciones que realizamos con otros profesionales en la atención sanitaria.
Nuestra posición en los diversos dispositivos o lugares de atención provoca un cierto enfoque en un papel de "última barrera" y por ende de "detector" de muchos posibles eventos adversos; por ello es lógico, necesario y hasta obligatorio que se priorice dentro de la adquisición de conocimientos trasversales lo referente a la cultura de seguridad del paciente: sus objetivos, sus definiciones, sus herramientas y que esta adquisición de conocimientos en seguridad se vea trasladada a la práctica mediante la difusión de ejemplos prácticos sobre cómo la enfermería participa detectando, notificando, investigando, proponiendo y solucionando problemas que afectan a la seguridad de los pacientes.
Existen, es cierto, temas dentro del amplio mundo de la seguridad de los pacientes que tienen un alto porcentaje o un exclusivo enfoque a los cuidados. Desde hace décadas la enfermería identifica, registra, evalua, investiga y mejora "sus" eventos adversos constituidos en parámetros de calidad, o mejor dicho de "no calidad" o eventos centinela; las úlceras por presión serían el más claro ejemplo.
Con el tiempo nuestro avance dentro del campo de la seguridad nos ha permitido afinar la percepción y mejorar las formas de prevenir los eventos adversos o mitigar sus efectos sobre los pacientes permitiendo caracterizar amenazas para poder abordarlas; tal es el caso de la omisión de cuidados, las interrupciones en las tareas que requieren atención o los fallos en la comunicación de información crucial en momentos clave.
No sólo eso sino que, además junto con otros profesionales sanitarios estamos incorporando al campo de la investigación en seguridad del paciente metodologías que permiten comprender lo que trascurre por debajo de los fenómenos que observamos de forma reiterada lo que nos permite un abordaje más efectivo y con efectos más duraderos. Es el caso por ejemplo de la higiene de manos donde la incorporación de la investigación cualitativa con metodologías de acción-participación está permitiendo atacar la falta de adherencia de una forma no punitiva y eficaz.
Es mucho el camino por recorrer y sólo tendrá éxito si todos los actores se olvidan de sus egos y centran sus objetivos en los pacientes y en brindales los resultados que esperan de nosotros aceptando que ellos mismos nos pueden ayudar a conseguirlos pues son los verdaderos protagonistas de todo lo que hacemos.



1.
Laura A. Stokowski Perioperative Nurses: Dedicated to a Safe Operating Room [Internet]. Medscape. [citado 9 de junio de 2016]. Recuperado a partir de: http://www.medscape.com/viewarticle/562998

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